Carta Pública a diputadas y diputados por la democracia protagónica, la paz positiva y la vigencia de los derechos humanos sin discriminación
Ante las propuestas presentadas por pastores evangélicos frente a la Comisión para el Diálogo, La Paz y Reconciliación de la Asamblea Nacional el día miércoles 03 de febrero, las organizaciones abajo firmantes exponemos lo siguiente:
Reiteramos nuestro llamado al debate público, transparente, científico y respetuoso sobre el aborto en nuestro país
Nuestra propuesta a debatir es una apuesta por la democracia protagónica, a quienes incumbe la decisión sobre sus cuerpos: las mujeres, adolescentes y las niñas venezolanas. Se sustenta en los valores democráticos que contiene en sí misma la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pacto político fundamental del pueblo y única “norma suprema” de nuestra sociedad. Para nosotras, nosotros, nosotres debatir jamás será “una idea nefasta”, como lo ha dicho el Diputado Campos; al contrario, es parte elemental del proyecto político y revolucionario de nuestra nación
Este debate solo puede partir del reconocimiento de los valores, principios y derechos humanos, así como de información científica, validada y actualizada. Promovemos el análisis y la concientización de las causas, consecuencias y la interacción de factores sociales, culturales, históricos y científicos en torno al aborto y la sexo-género-diversidad porque confiamos en que la puebla venezolana es capaz de comprender y gestionar la complejidad de la realidad y asumirla responsablemente. Nos oponemos a cualquier intento de imponer una simplificación extrema de la realidad, así como también a cualquier intento de explicarla mediante mitos o constructos sociales calificados como “mandatos divinos” o “naturaleza” que solo han servido para garantizar el sometimiento de los pueblos a lo largo de la historia.
Necesitamos urgentemente debatir si queremos seguir construyendo una sociedad de maternidades con hijos e hijas que suponen un castigo o construimos maternidades e infancias deseadas y amadas a plenitud, si asumimos que nuestro modelo de familia es plural y diverso o nos aferramos a un modelo que no se corresponde con el 55% de los hogares venezolanos que se constituyen solo de la madre, o las otras formas de familia ampliada con abuelas, tíos, primas, etcétera. Nos corresponde evaluar si “por abrir las piernas” debemos forzar el nacimiento de un ser humano; nos toca revisar los mitos sobre la incondicionalidad del amor materno; el constructo social de la llamada “vida humana desde la concepción”; la fábula de que todos los niños y niñas llegan con un pan bajo el brazo y preguntarnos con seriedad ¿Qué significa proteger la vida? La política pública social y sanitaria venezolana debe indefectiblemente nutrirse de realidad, desde una perspectiva de género, que no es más que reconocer que las mujeres, adolescentes y niñas son personas plenas de derechos, con total soberanía sobre sus cuerpos y sus vidas, que las familias homoparentales son familias también y merecen su reconocimiento y protección por la ley y la constitución, sin discriminación, como dicta el artículo 21 de nuestra carta magna.
El aborto es un asunto de derechos humanos, de salud pública y de Justicia Social
La criminalización del aborto es una rémora patriarcal discriminatoria y vulneradora de los derechos humanos de la mitad de la población. El delito de aborto es la causa eficiente de cientos de muertes de mujeres, adolescentes y niñas que son forzadas a recurrir a métodos inseguros, cuando asumen responsablemente que no están en condiciones de maternar porque no tienen acceso a prácticas seguras. Sus muertes quedan ocultas, mueren por el estigma, la hipocresía y la vergüenza. Como si fuera poco, los abortos clandestinos favorecen el mercado ilegal y la proliferación de mafias, dejando por saldo mujeres muertas o con algún tipo de discapacidad, lo que les impide desarrollar a plenitud su proyecto de vida, de modo que el delito de aborto vulnera así el derecho a la salud. Dada la interconexión de los derechos, es el Estado el que merma de esta forma la dignidad humana de las mujeres, adolescentes y niñas a las que se les impone la maternidad como único destino posible.
Para colmo, las que mueren, las que dejan su salud en el intento de proseguir con su vida, son las mujeres, adolescentes y niñas en situación de pobreza. Esto es un hecho, una certeza histórica ampliamente documentada en nuestro país. Es perverso recurrir a la política criminal para gestionar asuntos de salud pública; pero más aún lo es ignorar la discriminación y la injusticia social que significa penalizar el aborto practicamente sin excepción.
Promovemos la Paz positiva, la que entraña la Justicia Social y de Género
Desde la cárcel de Birmingham, Martin Luther King acusaba, con justa razón, el vicio de la tibieza de aquellos que en el papel se llaman “aliados” pero que en su accionar son conservadores: “tengo que confesar, primero, que en los últimos años he quedado profundamente desencantado del blanco moderado. Casi he llegado a la triste conclusión de que la rueda de molino que lleva amarrada el negro y que traba su tránsito hacia la libertad, no proviene del miembro del Consejo de Ciudadanos Blancos, o del Ku Klux Klan, sino del blanco moderado que antepone el «orden» a la justicia; que prefiere una paz negativa, que supone ausencia de tensión, a una paz positiva que entraña presencia de la justicia”.
Con estas palabras, Luther King nos revela que la verdadera Paz exige valentía. Las diputadas, diputados y demás actoras y actores políticos venezolanos tienen hoy el desafío de no convertirse en la rueda del molino que amarra a las mujeres, las niñas y las adolescentes. Este desafío implica la deconstrucción de los estereotipos y prejuicios, de falacias pseudocientíficas, así como también del deber histórico de no refugiarse en el silencio complaciente de una pseudomoralidad impuesta.
Las dilaciones políticas también son estrategias de vieja data, práctica frecuente de quienes eluden sus responsabilidades éticas e ideológicas. En cuanto a la eterna demanda de la espera, de la paciencia, King también hacia la crítica: “Hace años que estoy oyendo esa palabra: «¡Espera!» Suena en el oído de cada negro con penetrante familiaridad. Este «espera» ha significado casi siempre: «nunca». Tenemos que convenir con uno de nuestros juristas más eminentes en que «una justicia demorada durante demasiado tiempo equivale a una justicia denegada»”, porque nunca será oportuno para aquel que detenta el poder discutir los asuntos que le son complejos. Pedimos a ustedes, diputadas y diputados, que no hagan esperar más a las mujeres de la Patria-Matria, seamos coherentes en las acciones, para construir juntas y juntos una Venezuela donde nunca más se dilate la agenda de los Derechos Humanos, de quienes somos el cuerpo y las manos que la crean en la acción cotidiana y comunitaria.
Nuestros principios están en la Constitución, ninguna confesión religiosa puede sustituirlos
Vamos a empezar aclarando un elemento: el aborto, la diversidad sexual, la educación sexual de calidad, son debates de orden político, no metafísico, es decir, cuando la discusión atañe a temas de la vida en común, en sociedad, y en especial cuando estos temas tocan inequidades históricas y sociales, no tiene sentido desviar el foco de atención sobre lo metafísico (bien sea religioso, espiritual, etc) porque no nos vamos a poner de acuerdo, por una parte, y por otra, porque solo dilata la ejecución de acciones que nos ayuden a proteger a quienes están siendo vulnerados y vulneradas. Esa inacción política a la que convocan en el caso del debate necesario sobre el aborto legal y el matrimonio igualitario, no es más que una propuesta inconstitucional que presentan los cultos religiosos evangélicos.
Ahora ¿qué es una posición metafísica? La metafísica es lo que está más allá de la física, de lo concreto, de lo real, de la naturaleza. Es de carácter especulativo, suele ser reduccionista y no tiene correlato con la realidad. Establece sus propias formas de interpretar el mundo, por lo que es una forma de pensamiento que se autojustifica a sí misma. Establece las bases que habrán de legitimarla, contraviniendo la lógica científica. Razón por la cual no puede haber acuerdo entre distintas posturas metafísicas, la existencia de dios o el origen de la vida. Son preguntas que no pueden ser respondidas a ciencia cierta, que no pueden ser corroboradas con datos empíricos y por ende, no pueden ni deben ser usadas para adentrarse en una discusión de orden legal, social y cultural, que tiene implicaciones y consecuencias materiales reales, con un impacto negativo palpable y exponencialmente alto que no podemos seguir dilatando en discusiones que no ayudan ni proponen soluciones reales.
Si estuviésemos en un seminario teológico acerca de la creación del universo, esta discusión sería de lo más apropiada, ya que estaríamos entrando en un ámbito teórico teológico, en donde esta discusión sí tendría una razón discursiva de ser. Es por esto que exigimos la secularización de los debates dentro de la instancia de Asamblea Nacional y que se respete, la laicidad, o por lo menos la aconfesionalidad del Estado venezolano.
Sin duda no podemos caer en la trampa absurda de llevar el debate del aborto legal y del matrimonio igualitario al plano de la metafísica, discurrir en lo que hacemos en nuestra vida cotidiana todas, todos y todes en base a la idea de un todo no concreto. Hagamos política, hablemos de políticas públicas que salven la vida de mujeres, niñas y adolescentes ultrajadas por la sapiencia masculina de la vida. No podrá nunca convivir la democracia con los absolutos, somos un pueblo vivo y en movimiento. La despenalización del aborto y el matrimonio igualitario son debates necesarios que debemos dar con argumentos políticos. Las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, mientras esto no ocurra seguiremos siendo ciudadanas de segunda, infantilizadas y obligadas por el Estado a ser madres sin desearlo.
Los invitamos a recordar su papel como diputadas y diputados, su compás político debe guiar sus acciones políticas, no morales; políticas, no religiosas. Están en todo su derecho de tener una religión y practicarla, fuera del hemiciclo y de los espacios legislativos; pero dentro del espacio político, las decisiones y discusiones deben mantenerse en ese ámbito de debate, político, no metafísico.
Históricamente, las confesiones religiosas no son aliadas de los procesos de transformación social en nuestro continente
Advertimos sobre los riesgos que supone asumir las condiciones de estos liderazgos religiosos. El estamento evangélico es un caballo de troya que viene tomando el dominio neocolonial de nuestra Abya Yala. No son pocos los ejemplos del interés electoral de estas nuevas formas de poder político: desde el dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, Juan Orlando Hernández en Honduras, Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Bolsonaro en Brasil, Nayib Bukele en El Salvador y Trump en los Estados Unidos. El conservadurismo religioso representa a las ideas de derecha y pacta con el Imperio contra la libertad y la emancipación de los pueblos, recordemos que no en vano la avanzada ideológica evangélica sobre las naciones al Sur del Río Grande nace de una estrategia de Nixon y la CIA misma, por detener las iniciativas de izquierda en el continente. Seamos conscientes de la historia y pongámonos del lado que nos corresponde.
Recordamos, porque recordar es vivir, que fueron los escapularios y las cruces las que bendijeron las armas que apuntaron contra el pueblo chileno, las mismas que otrora lo hicieran contra el pueblo mesoameriano. La teología de la liberación, movimiento emancipador de los pueblos con profundas raíces católicas fue derrotado en el seno de la iglesia, y sustituido peligrosamente por el conservadurismo evangélico y arzobispal.
Nuestro país no escapa de esta nefasta estrategia neocolonizadora que amenaza con hacer retroceder los importantes progresos alcanzados en materia de derechos humanos en la América toda.
Por nuestros Derechos
Las propuestas e idearios religiosos deben ser respetados, mas sin embargo no deben marcar la política pública, sus “creencias” no son el camino hacia la garantía del derecho/principio de igualdad y no discriminación en el disfrute efectivo de los derechos humanos de todas las personas. De modo que su proyecto es fundamentalmente inconstitucional, contraviene el espíritu de la Carta Magna, y por ello conlleva el riesgo de mantener a la República detenida en el tiempo y el espacio.
La Revolución no es posible sin revolucionar las leyes, la historia, el país; es el deber de este Poder Legislativo remover los cimientos de la República en búsqueda de la emancipación y la soberanía del pueblo, quedarse estáticos ante los preceptos conservadores, burgueses e indignificantes que han regido leyes y normas es profundamente contrarevolucionario. Venezuela tiene que dar un paso al frente por la vida, por la vida de las mujeres y trascender todo aquello que intente detener su afán por lograr sus objetivos.
Convocamos, pues, al debate. Al debate político, diáfano y sincero, sobre la realidad de las mujeres venezolanas, de las campesinas, de las trabajadoras, de las estudiantes, de todas.
La Patria-Matria y la puebla venezolana os lo demandan.
#LosDerechosNoSeNegocian
#AbortoLegalEnVenezuela
#MatrimonioIgualitarioYa
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El ejercicio de los derechos humanos no deben estar ligados ni a religiones ni a partidos. Su reconocimiento está relacionado con los principios de que desarrollan la dignidad humana, la no discriminación y el libre desarrollo de la personalidad. En ese sentido, las mujeres tienen el derecho a decidir sobre sus cuerpos.