COMUNICADO
¡Basta de violencia sobre nuestros cuerpos!
La violencia obstétrica en nuestro país es un fenómeno generalizado y sistemático, practicada tanto en los centros de salud públicos como privados y que afecta de manera desproporcionada a las mujeres y adolescentes en situación de pobreza. De ello da cuenta numerosísimos testimonios, aunque sabemos que la mayoría de estas traumáticas experiencias no son expuestas públicamente ni denunciadas; más bien son naturalizadas, justificadas por tecnicismos y protocolos médicos e incluso se atribuye a las víctimas la responsabilidad de sus consecuencias. En este sentido, se ha perpetuado una dinámica de poder donde se da una apropiación del cuerpo de las mujeres, generando experiencias negativas en sus partos con consecuencias que afectan no solo su salud física sino mental, en muchos casos teniendo secuelas de por vida.
Las prácticas generalizadas como el ruleteo, el trato vejatorio, humillante y sexista por parte del personal de salud, forzar el parto en posición supina, la negativa a ofrecer información fidedigna y entendible, la administración de medicamentos sin el consentimiento libre e informado de las mujeres o adolescentes, impedir el apego oportuno con el recién nacido o recién nacida; así como las prácticas indiscriminadas de episiotomías, cesáreas, amniotomías, tactos y maniobras de Kristeller, no solo son desaconsejadas por completo o restringidas a situaciones muy específicas, sino que han llegado a calificarse por órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas como graves violaciones a los derechos humanos.
En efecto, las violencias obstétricas no solo menoscaban el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, también tienen el potencial de vulnerar el derecho a la vida, a la salud, a su integridad física, psíquica y moral, a la intimidad, al libre desenvolvimiento de la personalidad y a no sufrir discriminación. Incluso, algunas prácticas han sido calificadas como formas de tratos crueles y de tortura.
En el contexto sobrevenido por la pandemia por Covid-19, estas prácticas se han agudizado y parecen aún más justificadas por la necesidad de atender a las personas afectadas por el virus. Sin embargo, no tenemos la menor duda de que estas violencias contra nuestros cuerpos tienen causas estructurales, cuya erradicación exige de políticas y acciones concienzudas y sistemáticas que con perspectiva de derechos humanos garanticen la dignidad de las mujeres y las adolescentes.
Es por ello que exigimos al Ministerio del Poder Popular para la Salud:
- Publique las estadísticas epidemiológicas en torno a la salud materna, incluyendo índices de mortalidad materna.
- Revise y reimpulse el Plan Parto Humanizado, desde una perspectiva de derechos humanos.
- Garantice la formación en derechos humanos de las mujeres por parte de cada persona integrante del sistema de salud público, especialmente el personal a cargo de la atención.
- Asegure la aplicación de las recomendaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos para asegurar una atención oportuna y de calidad.
- Desarrolle e implemente políticas públicas y procedimientos seguros de interrupción del embarazo que garanticen de manera adecuada y oportuna el derecho a la vida y a la integridad personal de las mujeres y adolescentes que no se encuentran en condiciones de llevar a término un embarazo.
Asimismo, convocamos a las organizaciones y colectivas feministas, movimientos sociales y populares a un tuitazo, a partir de las 7pm, este próximo jueves 25 de noviembre para denunciar las violencias contra nuestros cuerpos, entre las que destacan las violencias obstétrica y sexuales, y la penalización del aborto, como expresiones de control y vulneración sobre nuestra sexualidad, nuestras vidas y nuestros destinos. Juntas, juntos y juntes alcemos nuestras voces a través del uso del hashtag #25NCuerposSinViolencias, #LaViolenciaObstétricaSíExiste exigiendo la aplicación de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres, Niñas y Adolescentes a una Vida Libre de Violencia, en marco de políticas públicas que garanticen el ejercicio pleno e integral de nuestros derechos sexuales y reproductivos. Luchemos y construyamos una matria en la que sea letra viva nuestra demanda:
«¡Ni una menos, vivas y dignas nos queremos!».
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Suscripciones:
Mariana Cano
María Laura Cano
Teresa Ovalles Márquez
Aimee Zambrano Ortiz
Rossie Cedeño Gómez
Dayana Buitrago
Tatum Gois
Niedlinger Briceño Perdomo
Isabel Polito
Ruta Verde
América Villegas Rodríguez
Indhira Libertad rodríguez Mendoza
Maria Echetto
Laura Vega
Gladys Marisol Chuchon Farfan
Nathalia González Ojeda
María Santini
Maureen Riveros
María Fernanda Montila
Nury Pernia
Victoria Alen
Asociación Civil Tinta Violeta | Colectiva feminista que realiza acompañamiento amoroso, investigaciones, talleres, sensibilizaciones, gestión de casos en VbG y desarrollo de proyectos
Vivo en la frontera de Aragua con Guárico en Venezuela ..y en el hospital principal de la capital que es San Juan de los Morros, están a diario a una gran violencia obstétrica sin importar las denuncias …ya que llegan hasta allí…no entiendo porque los familiares no alzan su voz …pero es demasiada y a la vista…no respetan los tiempos y colocan oxitocina quieras o no .. porque si no te la pones no te atienden…no aceptan a las Doulas…
La violencia obstétrica si existe – Tinta Violeta
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